viernes, 24 de abril de 2009

La verdad sobre las mentiras: uso de las respuestas emocionales para discriminar a los deshonestos de los honestos

A Aldrich Ames, un empleado de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos, se le practicó una prueba de rutina con el detector de mentiras dos veces durante la última década. En ambas ocasiones aprobó. Pero al mismo tiempo que su honestidad era confirmada por el detector de mentiras, era acusado de espionaje de alto nivel para los rusos.

El caso de Ames provocó poca sorpresa entre los investigadores que estudian la validez de los resultados de las pruebas con el detector de mentiras. De manera repetida se ha demostrado que estos artefactos no son indicadores confiables de cuándo está mintiendo una persona.

Un detector de mentiras, o polígrafo, es un dispositivo electrónico diseñado para exponer a las personas que están mintiendo. La suposición básica subyacente al aparato es sencilla: el sistema nervioso autónomo de las personas que no están siendo veraces se excita conforme se incrementa su emotividad. Los polígrafos están diseñados para detectar los cambios fisiológicos que índican dicha excitación.

En realidad, un detector de mentiras registra al mismo tiempo varias funciones fisiológicas separadas, incluyendo cambios en los patrones de respiración, el ritmo cardiaco, la presión arterial y la sudoración. En teoría, los operadores del polígrafo hacen una serie de preguntas, algunas de las cuales saben que producirán respuestas veraces verificables. Por ejemplo, pueden pedir a la persona que proporcione su nombre y dirección. Luego, cuando se están respondiendo preguntas más críticas, los operadores pueden observar la naturaleza de los cambios fisiológicos que ocurren. Las contestaciones cuyas manifestaciones fisiológicas acompañantes se desvían de manera significativa de aquellas que resultan de las respuestas veraces, supuestamente son falsas (Patrick y Iacono, 1991).

Al menos ésta es la teoría. La realidad es un poco diferente; no hay una técnica infalible para evaluar el grado de los cambios fisiológicos que pueen indicar una mentira. Incluso las respuestas veraces pueden producir escitación risiológica si la pregunta está cargada emocionalmente (Waid y Orne, 1982).

Cuántas personas inocentes acusadas de un asesinato, por ejemplo, no responderían emocionalmente cuando les preguntara si cometieron el crimen, en vista de saber que su futuro puede pender de un hilo?

Un inconveniete más de la prueba con el detector de mentiras es que las personas son capaces de engañar al polígrafo (Barland y Ranskin, 1975; Honts, Raskin y Kicher, 1987). Por ejemplo, pueden emplearse técnicas de retroalimentación biológica con el fin de producir respuestas emocionales para acompañar incluso a las respuestas veraces, lo que significa que el operador del polígrafo será incapaz de diferenciar entre las respuestas honestas y las deshonestas. Incluso morderse la lengua u ocultar una tachela en el zapato y presionarla al responder cada pregunta puede ser suficiente para producir una excitación fisiólogica durante cada respuesta, haciendo indistinguible las respuestas veraces de las engañosas (Honts, Hodes y Raskin, 1985).

Debido a estas fuentes de error, los operadores de los detectores de mentiras a menudo cometen errores cuando tratan de juzgar la honestidad de otra persona (Saxe, Dougherty y Cross, 1985; Iacono, 1991; Saxes, 1994). La Asociación Psicológica Estadounidense ha adoptado la resolución de declarar que la evidencia para la efectividad de los polígrafos "todavía es insatisfactoria" (APA, 1986). Incluso el principal defensor del uso del polígrafo (La Asociación Estadouninse del Polígrafo) admite un índice de error entre el 4 y el 13 %, y los críticos sugieren que la investigación ha proporcionado un índice real cercano al 30% (Meyer y Macciocchi, 1989). Usando tal evidencia, la ley federal de Estados Unidos prohibe a los patrones usar polígrafos como dispositivos de examinación para la mayor parte de los trabajos (Bales, 1988).

Por otra parte, alguna evidencia reciente sugiere la posibilidad de la existencia de una fuente de información fisiológica que puede, de hecho, incrementar el índice de prescisión: los potenciales cerebrales relacionados con el evnto. Éstos reflejan pequeños cambios en el voltaje eléctrico que pueden ser medidos en el cuero cabelludo de una persona. Algunos investigadores encontraron que los cambios en los potenciales relativos al evento ocurren cuando una persona está mintiendo (Farwell y Donchin, 1991). Hasta ahora, estos resultados sólo se han obtenido en situaciones de laboratorio y todavía está abierto a debate si serán útiles en escenarios de la vida real (Bashore y Rapp, 1993).

En resumen, hay buenas razones para dudar de que las pruebas tradicionaes con el polígrafo puedan determinar con precisión si alguien está mintiendo. Debido al escepticismo respecto a la validez de los detectores de mentiras, muchos patrones han recurrido en su lugar a las "pruebas de integridad" escritas (Sackett, 1994). Dichas pruebas, diseñadas para separar a los empleados potencialmente honestos de los deshonestos, han sido adoptadas en forma amplia en la industria. Sin embargo, su validez todavía no ha sido establecida. Por ahora, entonces, puede estar tranquilo de que cualquier secreto que pueda tener permanecerá oculto: nadie ha identificado todavía una forma infalibre para distinguir a las personas que están diciendo la verdad de las que están mintiendo (Saxes, 1994).
NOTA: !Sabia usted que muchas empresas salvadoreñas utilizan el polígrafo para discriminar a los empleados honestos de los deshonestos! Qué opina al respecto?

3 comentarios:

  1. La mente estan poderosa, que uno puede desarrollarla, puede controlar sus nervios o emociones, si realmente las empresas hacen este tipo de metodos, nunca saldremos de la ignorancia.
    y por lo consiguiente estaremos enviando jovenes a las calles (a perderce), ¿pregunto estaran conciente las empresas que este medo no es confiable? lo hacen por ignorancia o a lo mejor por ahorrarse plata.

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  2. No me parece que se les denomine "detector de mentiras" cuando realmente no lo son, si estos realmente funcionaran no habrìa tantos delincuentes sueltos. Para mì no es màs un negocio engañoso al cual la mayorìa de empresas salvadoreñas se prestan. Si estas empresas que se dedican a realizar este tipo de pruebas no tuvieran ciertos convenios con los empresarios dejaran de existir. Como no va a saber el dueño de la empresa que estas pruebas no son confiables. Lo que sucede es que cuando van a contratar personal en las empresas les solicitan que se hagan este tipo de pruebas y esta persona como sabe que si no se hace esta prueba no pasarà a la siguiente accede y se la hace. Luego si ya es empleado y sucede algùn motivo por el cual genera desconfianza en el patrono, nuevamente lo hacen ir a realizarce esta prueba y el empleado como desconoce que no està obligado a relizarcela accede y a veces aunque sepa accede por temor a que lo despidan. Luego que va y no pasa la prueba simplemente lo despiden y el empleado como sabe que al demandar al patrono èste tiene mayor probabilidad de ganar asì se queda. Es de esta manera como concluyo que es un negocio engañoso para el empleado y en favor del patrono.

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  3. Sin duda el detector de mentiras es un aparato creación del hombre, y no siempre va a ser exacto; pues hay personas que han sido capaces de manipular tal aparato, pues tienen la capacidad de controlar sus emociones y su sistema nervioso. Y aunque hay muchas veces que si puede funcionar y detectar cuando alguien este mintiendo no hay que olvidar que todo tiene un margen de error y por lo tanto no es algo 100% confiable.

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