sábado, 28 de marzo de 2009

Los olores y el sexo

Algunas teorías suenan mucho más sugerentes que otras: un estudio asegura que el olor que emana de una mujer que amamanta aumenta el deseo sexual de las otras mujeres.
Ello podría deberse al hecho de que en las primeras comunidades humanas tenía sentido tener a los hijos al mismo tiempo.
Pero la mayor parte de las investigaciónes se han centrado en dos sustancias: una llamada 'androstadienone', que se encuentra principalmente en el sudor masculino, y el 'estratetraenol', que se halla en la orina de las mujeres.
Algunos estudios han mostrado que la 'androstadienone' puede enviar señales al cerebro de las mujeres, aunque no está claro si ello modifica su comportamiento.
En cualquier caso, los científicos sugieren que nuestros antepasados cambiaron a la visión en color hace 25 millones de años, momento en el que dejamos de utilizar las feromonas como una herramienta para hallar pareja.
Pese a ello, no hay duda de que el olor continúa jugando un papel importante.
Hay bastantes evidencias de que cada unos de nosotros emanamos un olor exclusivo en base al que parejas potenciales deciden si somos adecuados genéticamente para ellas.
"Una vez se produce el contacto inicial, hay un intercambio de señales químicas", afirma el doctor Jacobs.
"Ello puede llevar a que haya una mayor unión en la pareja, aunque desafortunadamente no deja mucho espacio para el amor".

martes, 17 de marzo de 2009

La Marihuana "atonta" el cerebro

Un estudio científico advierte que aquellas personas que utilizan marihuana desde hace mucho tiempo, tienen problemas de memoria y concentración.
Según los resultados de una investigación aparecida en una publicación de la Asociación Médica Americana, la memoria y la concentración empeoraban en los pacientes que habían utilizado la droga durante una mayor cantidad de años.
Sin embargo, aún no resulta claro si el abandonar la marihuana permite la recuperación de esas capacidades.
Esta publicación alimenta el debate sobre el verdadero impacto de la marihuana en el cerebro humano.

Casos

El estudio, analizó los casos de 51 personas que utilizaban la droga desde hace mucho tiempo, 51 casos de personas que la consumían hace menos años y 33 personas que nunca fumaron marihuana.
Las pruebas se concentraron en la memoria y otras funciones del cerebro luego de 17 horas de abstinencia.
Entre otros hallazgos encontraron claras diferencias entre quienes habían fumado marihuana durante 24 años y quienes fumaban desde hace una década.
En pruebas de aprendizaje, los usuarios de larga data, recordaban menos cantidad de información.
Pero, según el Dr. Harrison Pope, del Hospital Mc Lean de la Escuela Médica de Harvard: "todavía no hay información suficiente para evaluar si aún peores dificultades pueden aparecer luego de una abstinencia de una semana o un mes".

Donde nace el odio en el cerebro



Se dice que hay una línea muy fina entre el odio y el amor y ahora una nueva investigación científica parece demostrarlo.

Científicos británicos descubrieron el mecanismo del cerebro humano que produce que odiemos a alguien.
Y la zona donde se inicia esta poderosa emoción está íntimamente relacionada al área cerebral donde se produce el amor, afirmó la investigación llevada a cabo en la Universidad de Londres.
El estudio -publicado en la revista de la Biblioteca Pública de Ciencia, PLoS One- analizó a varios voluntarios que miraran fotografías de alguien a quien odiaban.
Descubrieron que se activaban una serie de circuitos cerebrales en un área del cerebro que comparte ciertas estructuras asociadas al amor romántico.


Pasión "interesante"

"El odio a menudo es considerado una pasión malvada que debe ser reprimida, controlada y erradicada" explicó el profesor Semir Zeki, del Laboratorio Wellcome de Neurobiología de la Universidad de Londres y quien dirigió el estudio.
"Pero para los neurobiólogos el odio es una pasión tan interesante como el amor".
"Porque igual que el amor, el odio a menudo parece ser irracional y puede conducir al individuo a conductas heroicas o malvadas. ¿Cómo es posible que dos sentimientos tan opuestos conduzcan al mismo comportamiento?".
Esa es la pregunta que se planteó el profesor Zeki al iniciar este estudio, que es la continuación de otras investigaciones previas en su laboratorio sobre los mecanismos cerebrales del amor romántico y el amor maternal.
En el nuevo estudio Zeki y su equipo se concentraron específicamente en el odio que siente el ser humano hacia otro individuo.
En la investigación participaron 17 voluntarios, tanto hombres como mujeres, elegidos porque dijeron sentir profundo odio hacia otra persona.
Los científicos llevaron a cabo escáneres cerebrales mientras los participantes miraban tanto la fotografía de la persona odiada, como fotografías de rostros "neutrales" que les eran familiares.
"Cuando miraban el rostro de la persona odiada -señalaron los autores- se produjo actividad en zonas cerebrales que puede ser consideradas el "circuito del odio".
Este circuito del odio incluye estructuras en la corteza y la subcorteza cerebral y tiene componentes que también se activan cuando se genera una conducta agresiva.
El cerebro funciona traduciendo estas señales de los circuitos cerebrales en acciones, como la planeación de movimientos del cuerpo.
Y el circuito del odio también está ubicado en una parte de la corteza frontal que se cree es muy importante en la predicción de las acciones de los demás.
Quizás, explican los científicos, esto es lo que nos hace actuar cuando nos enfrentamos a una persona odiada.


Odio crítico

Pero lo que más sorprendió a los investigadores fue descubrir que el circuito del odio también produce actividad en dos estructuras de la subcorteza cerebral: el putamen y la ínsula.
Según el profesor Zeki "es muy interesante que el putamen y la ínsula también se activan con el amor romántico".
"Pero no es tan sorprendente considerando que el putamen también podría estar involucrado en actos agresivos en un contexto romántico, como en situaciones donde un rival presenta una amenaza".
Los investigadores también descubrieron una diferencia importante en la actividad cortical que producen tanto el odio como el amor.
"Mientras que en el amor grandes partes de la corteza asociadas al juicio y razonamiento se desactivan, con el odio sólo se desactiva una pequeña zona", explicaron los autores.
Los investigadores creen que esto es sorprendente si consideramos que el odio también es, como el amor, una pasión que nos consume totalmente.
Pero mientras que en el amor romántico el amante pocas veces es crítico o juzga a la persona amada, en el contexto del odio, el que odia utiliza su criterio y es calculador para hacer daño, herir o vengarse de la persona odiada.
Otra diferencia es que el amor romántico está dirigido a una sola persona, pero el odio puede ser experimentado contra varios individuos o grupos, como en el caso del odio racial, político o sexual.
El profesor Zaki y su equipo planean ahora centrar sus investigaciones en estas diferentes variedades del odio.

El sexo del cerebro

Ya lo dice ese popular libro: los hombres son de Marte, las mujeres de Venus, y al parecer las diferencias comienzan en el cerebro.

Una investigación publicada en la revista New Scientist afirma que no existe un sólo tipo de cerebro, sino dos: el de los hombres y el de las mujeres.
No es secreto que los hombres y las mujeres pensamos de manera muy distinta, pero hasta ahora se pensaba que esas diferencias se debían a la función de las hormonas o las presiones del medio ambiente.
Ahora, esta nueva investigación sugiere que los cerebros de los hombres y de las mujeres tienen estructuras genéticas distintas y por lo tanto numerosas diferencias anatómicas.
Por ejemplo, diferencias en las redes de los circuitos cerebrales y en las sustancias químicas encargadas de transmitir mensajes entre las neuronas.
"Todo esto conduce a la conclusión de que no hay un tipo de cerebro humano, sino dos" afirma Hannah Hoag, autora del informe.



Interrogantes


Durante mucho tiempo los científicos han tratado de entender cómo difieren los cerebros del hombre y de la mujer.

Pero hasta ahora no ha logrado una conclusión que explique, por ejemplo, por qué las mujeres son propensas a sufrir distintos trastornos mentales que los hombres, o la razón por la cual algunos fármacos funcionan bien en los hombres pero no tienen casi efecto en las mujeres.
Lo que saben hasta ahora los neurocientíficos es que las diferencias que existen entre los cerebros de hombres y mujeres se deben al hipotálamo.
El hipotálamo está involucrado en el control de la ingestión de alimentos y el deseo sexual, entre otras cosas.
Pero aparte del hipotálamo, se creía que el resto del cerebro era el mismo, fuera de hombre o mujer.
Hoy, no se cree así.

Emociones

Las mujeres sufren más dolor crónico que los hombres.Un estudio reciente en la Escuela de Medicina de Harvard encontró que partes del lóbulo frontal, donde se regulan las funciones de toma de decisiones y resolución de problemas, era proporcionalmente más grande en las mujeres.
También se encontraron diferencias en la corteza límbica, que regula las emociones, y que era más grande en el cerebro de las mujeres.
Otros estudios han descubierto que el hipocampo, involucrado en la memoria de corto plazo, era mayor en las mujeres.
Entre las regiones que se cree son más grandes en el cerebro de los hombres está la corteza parietal, que procesa las señales de los órganos sensoriales y está involucrada en la percepción del espacio.
Y también la amígdala, que controla las emociones y la conducta social y sexual.
Los estudios que se han llevado a cabo en este campo revelan que los hombres y la mujeres procesan un eventos emocional de forma muy distinta.

Dolor
Otro aspecto en el que se sabe que hombres y mujeres utilizan distintos mecanismos cerebrales para controlar el dolor.
Un estudio, llevado a cabo por Anne Murphy de la Universidad de Georgia, está intentando descubrir por qué el dolor crónico afecta más a las mujeres que a los hombres.
La investigadora está centrando su estudio en un circuito de supresión de dolor que unen a dos áreas del cerebro: la sustancia gris periacueductual (SGPA) y la médula rostral ventral (MRV), con la médula espinal.
"Este circuito es la Meca de la modulación del dolor en los humanos -dice la doctora Murphy- y sin embargo nadie ha estudiado cómo está organizado en las mujeres".

Salud mental

La investigadora intenta que sus estudios conduzcan a nuevos tratamientos contra el dolor que sean más efectivos en las mujeres.
La salud mental es otra área en la que se encuentran diferencias de género.
Dos veces más mujeres que hombres son diagnosticadas con depresión, y esto, creen los expertos, podría estar relacionado con los niveles de la serotonina, una sustancia química que se cree está relacionada con el estado de ánimo.
Por otro lado, los niños son más propensos que las niñas a sufrir autismo, síndrome de Tourette, dislexia, trastorno por déficit de atención y esquizofrenia.
Algunos científicos creen que la responsable podría ser unas sustancias parecidas a las hormonas llamadas prostaglandinas, que ayudan al cerebro de los hombres a "masculinizarse" antes del nacimiento.

Pocas mujeres
Según el informe de New Scientist, todos estos estudios están en sus primeras etapas.
Pero una de las razones por las que no se ha podido hasta ahora confirmar las diferencias entre los cerebros de mujeres y hombres es que la mayoría de los estudios sobre el cerebro se llevan a cabo con hombres o animales machos.
"Esto -dice Hannah Hoag- significa que mucho de lo que revelan las investigaciones sobre el cerebro está basado en fundamentos muy débiles".
La conclusión es que todavía falta mucho por estudiar, sobre todo en lo que se refiere al cerebro de las mujeres.
Pero todo parece sugerir que la próxima vez que pierda la paciencia con su pareja o amigo del sexo opuesto, recuerde que quizás no puede evitar ser como es... todo está en el cerebro.